Cuatro divertimentos, pero también avisos, tan graves como humor¡sticos, que buscan proyectar una especie de cuadrilátero metafórico de nuestras vidas. En estos caprichos o disparates, González Sainz ha querido navegar esta vez en una corriente que podr¡amos decir que discurre de Cervantes a Goya y a Kafka o Pirandello. Se trata de cuatro divertimentos, tan graves como humor¡sticos, que buscan proyectar una especie de cuadrilátero metafórico de nuestras vidas; cuatro iluminaciones sobre la condición de nuestra época y de nuestra conciencia o falta de ella, sobre el destino de los habitantes del nihilismo contemporáneo, con su sistemático embarullamiento, falsificación y banalización de todo, y sobre la naturaleza del poder y la inocencia, sobre el engaño y el vaivén de las cosas humanas.«En unos momentos en que la fantasmagor¡a de la realidad es tan desenfrenada â'ha sugerido el autorâ', quizá nada mejor que la apremiante realidad de estas fantas¡as para alumbrar nuestras vidas: nada mejor que el inquietante extrav¡o de los personajes para centrarnos, y pocas cosas tal vez más adecuadas que sus disparate