Publicada en plena Guerra Civil y no reeditada en España desde la década de 1970, El asedio de Madrid (1938) relata, desde una perspectiva apasionada e inequívocamente republicana, acontecimientos vividos en la capital desde los días anteriores al estallido de la contienda hasta mediados de 1937. A través de la integración de las peripecias de una serie de personajes ficticios en un fresco histórico en el que se reconocen lugares, acontecimientos y personas reales entre otros, aparecen José Miaja, Cipriano Mera, Dolores Ibárruri «Pasionaria» o Margarita Nelken se va narrando el devenir colectivo de la ciudad durante los meses en los que se fueron configurando los mitos de la resistencia y del «no pasarán». Sucesos integrados en el imaginario simbólico del Madrid bélico como el impacto de la muerte de Buenaventura Durruti, la presencia de los primeros batallones de brigadistas internacionales, los combates en la Ciudad Universitaria, los bombardeos aéreos o la caótica llegada de refugiados conviven en la novela con la convulsa cotidianeidad de una ciudad que, convertida a la vez en frente y retaguardia, pasó