¿A qué distancia está la Luna? ¿Y el Sol? ¿Qué tamaño tienen? Aristarco de Samos contestó a estas preguntas en el siglo III a. C. aplicando un método científico. Los griegos sabían que Venus se veía a veces antes del amanecer y otras veces al anochecer. Sabían también que las estaciones se adelantan cada año respecto a la posición del Sol en el zodiaco. Estudiaron los movimientos de las estrellas, pero descubrieron que había unas errantes (los planetas) que a veces iban hacia atrás y que variaban de brillo. Hasta Kepler, en el siglo XVII, no se conocieron sus órbitas.