En «El poder europeo en el mundo, 1450-1750» Ringrose plantea una tesis novedosa y no exenta de polémica sobre el relato de la expansión europea que se inicia con la colonización de África y América. Huyendo de las historias deudoras de los nacionalismos de los siglos XIX y XX, Ringrose pone de relieve que la expansión no fue tanto una exitosa campaña de colonización militar y religiosa, una demostración de poder, como un proceso de establecimiento de un nuevo sistema mundial de comercio, en el que los europeos no eran precisamente la fuerza mayor.