Es Nochebuena y el profesor Pål Andersen, de cincuenta y cinco años, está solo, tomando café y coñac en su sala de estar. Perdido en sus pensamientos, mira por la ventana y ve a un hombre estrangular a una mujer en el apartamento de enfrente. El profesor Andersen no informa del crimen. Pasan los días y él se paraliza por la indecisión. Desesperado por un respiro, el profesor se dirige a un bar de sushi local, solo para encontrarse cara a cara con el asesino. En una prosa dura, Dag Solstad plantea una pregunta incómoda: ¿nosotros, como su protagonista cerebral, no haríamos nada