Si bien William Carlos Williams debe gran parte de su reconocimientoa la poesía, en la que introdujo conceptos novedosos como el «pievariable» y con la que trató de aprehender un habla típicamenteamericana en contraposición al inglés europeo, destacó también demanera importante por sus relatos en prosa. Williams, que ejerciódurante toda su vida como médico de cabecera y pediatra—ejercía de día y escribía de noche hasta caerrendido—, dedicó un buen número de historias a su profesión yplasmó una sentida y conmovedora semblanza de los hombres y mujerescorrientes. Tanto por su ocupación como por su penetraciónpsicológica y su interés en el ciudadano de a pie y el campesino, amenudo se ha comparado a Williams con Antón Chéjov. Gran impulsor deluso del habla coloquial en su narrativa, sus aportaciones al diálogointerior y el flujo de conciencia lo situaron en la vanguardialiteraria de la primera mitad del siglo XX. Pero hoy son el sustratoíntimo de sus personajes y la insondable honestidad de su mirada losque, unidos a su estilo conciso y sugerente, nutrido de imágenesimborrables, lo han convertido