Este poema representa el último y esencial eslabón del ciclo novelesco en torno al grial. Von Eschenbach no solo completa la historia que Chrétien de Troyes, sino que introduce una transformación simbólica que afecta a todo el sentido de la leyenda: el Grial ya no es una copa de efectos maravillosos, sino una piedra mágica caída de la corona de Lucifer en el momento de su derrota.