Sevilla, la agonía de una época (1850-1900), es un ensayo que, apoyado en un importante número de imágenes, analiza la evolución de la ciudad que, desde su época de esplendor, que protagonizó como cabeza del descubrimiento y del imperio, donde se instalaba su poderío económico, cultural y artístico, llegó a mediados del XIX sumida en la mediocridad. Se trataba de la ciudad sin pulso, hundida en la depresión, que se encontraron los románticos viajeros, que mantenía casi intacta su intrincada trama urbana de herencia árabe. Si la Sevilla marinera acabó convertida en pobre sombra de lo que fue, por fin ve culminado el puente estable que tantos años reclamó, pero acabó deshaciéndose de la inmensa mayoría de las puertas y murallas que la rodearon. La corte chica de los Montpensier revitaliza la vida cultural y una incipiente industrialización parece relanzar la economía y cultura de una ciudad en declive que se afana en construir la Plaza Nueva como la mayor que nunca tuvo. La ciudad enfila el fin de siglo, tras la llegada del ferrocarril, el Cementerio de San Fernando y el tranvía, mostrando las carencias de la profunda crisis en la que se había instalado. Sevilla vivía la agonía de una época.