El objetivo de este ensayo es preguntarse por el valor que pueden tener para el hombre moderno las doctrinas de santa Teresa y de san Juan de la Cruz. Hay en la actualidad algunas tendencias que contemplan con simpatía los fenómenos místicos, pero es necesario admitir que, en general, la actitud religiosa propia del siglo XVI resulta sumamente lejana de cualquier espiritualidad posible en nuestra época, por no hablar de la dificultad que supone asumir el marco de la religión establecida en lo que tiene de elaboración dogmática, adhesión a una estructura organizativa y aceptación de un conjunto de preceptos morales.