La ciudad de San Francisco
Asís es una de esas ciudades italianas ceñidas de verdor, cortadas a trechos por floridos jardines, ricas en monumentos, alzando sobre las hileras de sus tejados o de sus azoteas, los botareles, las agujas, las torres, las rotondas, las pirámides, los campanarios, todos de piedras brillantísimas y preciosos mármoles, realzados y esmaltados por los reflejos de este cielo y los resplandores de esta luz, sólo comparables al cielo y a la luz de nuestra España.