En este relato descarnado Maurice Sachs narra sus años en el París de la Ocupación con la aspereza acostumbrada y sin importarle el qué dirán acerca de su vileza y de la refinada criminalidad de muchos de sus actos. Completan estas memorias las cartas que Sachs envió al final de su vida al filósofo Yvon Belaval desde el campo de trabajo de Hamburgo.