Ha pasado un año desde que dejamos la turbulenta mansión de Jalna. Ahora encontramos de nuevo a la familia reunida en torno a la mesa. Solo falta la abuela Adeline, quien últimamente pasa la mayor parte del tiempo en la cama, en el mismo lecho que fue testigo de concepciones, nacimientos y adioses. Una preocupación impera sobre las demás: ¿a quién irá a parar la herencia?