Como si se tratase de una superproducción hollywoodiense; de una serie de televisión al estilo de Juego de tronos; de una narración épico-fantástica de J. R. R. Tolkien. De esta manera Stephen Fry aborda la mitología griega, con pasión y sin renunciar al rigor, y nos cuenta los avatares de sus personajes como en la más trepidante de las novelas.