En ningún otro lugar de Venecia hay tantas zonas verdes como en la Giudecca. La isla, vista en barco desde el sur, revela un curioso verdor desbordante más allá de las paredes desolladas por la sal. Hay un jardín en particular que llama la atención por la intensa vegetación salvaje que parece haber tomado la delantera sobre verjas, tejados y pérgolas: es el jardín que todos conocen por el nombre de su creador: Eden. El nombre Edén asociado al jardín evoca el mito, la Génesis, la historia de las historias... y ésta es verdaderamente una historia, la historia de cómo un lugar mágico, que se había vuelto inaccesible desde hace años, ha sido eclipsado: un cuerpo extraño para Venecia, que parece aceptar con resignación tan grave pérdida. Sin embargo, la descripción de su nacimiento, desde la compra del terreno baldío hasta la realización del arduo proyecto, ha sobrevivido. La primera edición de 'Un jardín en Venecia', publicada en 1903, se imprimió en Londres para la revista 'Country Life', ya entonces el delicioso volumen incluía unas refinadas xilografías tomadas de 'Hypnerotomachia Poliphili' ('sueño de