La presente obra está dividida en dos partes. La primera reúne los estudios de destacados especialistas sobre los temas que articulan el texto de Reflexiones sobre la arquitectura, ornato y música del templo publicado por Gaspar de Molina y Zaldívar, III marqués de Ureña (1741 1806) en 1785. Para delimitar cronológicamente al autor la dra. Yolanda Muñoz Rey se encarga de ordenar su intensa biografía en la que se desempeñó como uno de los más destacados teóricos del neoclasicismo español. Su condición nobiliaria ha sido analizada adecuadamente por el dr. Vigara Zafra, sobre todo en relación con la comunidad de intereses y poder que estableció desde su temprana formación en el Seminario de Nobles de Madrid con el conde de Fernán Núñez y otros destacados representantes de su mismo estamento. Ureña fue también un viajero ilustrado que explora, conoce, comprende y, ulteriormente, pone por escrito sus impresiones para compartirlo con un exquisito público interesado. De ello se ocupa el dr. Martínez Pérez constatando que todo lo que aprendió lo quiso trasplantar a Cádiz. El sistema de pensamiento religioso de Ureña no fue en absoluto original, sino que estaba plenamente incardinado en la ideología jansenista, según explica el dr. Lorenzo Lima en su capítulo correspondiente, amén de su aplicación y lógica en la liturgia que el marqués pretendía se practicase en un templo adecuado. Precisamente del modelo arquitectónico que se plantea se encarga el dr. Cruz Freire. El templo debía ser concebido de manera integral y no como un mero contenedor de objetos litúrgicos. Es por ello por lo que Ureña dedica un espacio importante de su obra a teorizar sobre la forma y función del retablo como máquina indispensable en la liturgia, un asunto enjundioso sobre el que especula el dr. Recio Mir. A continuación se analizan las consideraciones del marqués de Ureña con respecto a las piezas de plata y oro destinadas al servicio del culto divino. Este interesante capítulo compete al experto dr. Santos Márquez. Por último, yo mismo me ocupo del análisis del papel jugado por la música contemporánea de Ureña y como el autor cree debe adecuarse a la liturgia propugnada por la Ilustración. Tras los estudios, se abre la segunda parte del presente trabajo con la transcripción y edición íntegra del texto de Ureña. Por último, los oportunos índices de abreviaturas, topográfico, onomástico y de materias servirán como adecuados mecanismos de búsqueda para el investigador interesado en ahondar en la comprensión del conocimiento de las implicaciones estéticas de la Ilustración española de la mano de uno de sus protagonistas más destacados. Efectivamente creo que, como coinciden los investigaciones antes aludidos, el nombre de Ureña debe colocarse junto a los de Jovellanos, Mengs, Ponz, Ceán Bermúdez e Iriarte como integrantes del panteón de personajes ilustres que han pasado a la posteridad como activos implicados en el restablecimiento de las artes.